Hace dos años y medio, un equipo internacional de investigadores llevó a cabo la primera investigación a gran escala sobre la ansiedad climática en los jóvenes, encuestando a 10 000 personas de entre 16 y 25 años en 10 países de todo el mundo.
Los resultados, publicados en la revista The Lancet Planetary Health, fueron reveladores. Casi el 60 % de los participantes declararon estar «muy» o «extremadamente» preocupados por el cambio climático, porcentaje que superaba el 90 % en países que ya están experimentando sus efectos de primera mano, como Filipinas. A escala mundial, más de la mitad de los encuestados dijeron sentirse tristes, ansiosos, enfadados, impotentes, desamparados o culpables, y más del 45 % afirmaron que sus sentimientos afectaban negativamente a su vida cotidiana.
Hay un miedo y una angustia constantes ante los impactos del cambio climático a los que se enfrenta mi país
El estudio arrojó luz sobre la creciente y global amplitud de la «ecoansiedad», un término general que abarca el estrés, la ansiedad y la depresión complejos que pueden surgir de una preocupación extrema por el medio ambiente. La ecoansiedad puede ir manifestarse desde el estrés leve a la depresión clínica, y la Asociación Americana de Psicología define el término como «miedo crónico a la fatalidad medioambiental».
Liz Willetts, coordinadora del Grupo Temático de Salud Humana y Gestión de Ecosistemas de la CEM de la UICN, afirmó que términos creados recientemente como ansiedad ecológica y «solastalgia» (melancolía o añoranza causada por el cambio ambiental) son «indicadores reveladores» de cómo los daños ambientales a gran escala están causando cada vez más trastornos mentales y emocionales negativos.
«Hay un miedo y una angustia constantes ante los impactos del cambio climático a los que se enfrenta mi país», afirma Precious Grace David, miembro de Youth Strike for Climate Philippines. Allí se suspenden actualmente las clases en las escuelas debido al calor extremo.