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¿Cuándo y cómo te diste cuenta que querías trabajar en temas de conservación?

Mi trabajo en conservación comenzó después de mi tesis de licenciatura en la Reserva Ecológica El Ángel (al Norte del Ecuador), como bióloga mi investigación se enfocó en los líquenes del páramo de frailejones, en este lugar conocí la importancia del páramo como regulador de agua, y algo muy importante, la realidad de la gente que habita estos lugares. Posteriormente -en la misma zona- inicié mi trabajo en planes de manejo y formación de guarda parques comunitarios con la ONG Corporación Grupo Randi Randi, desde entonces la conservación de las áreas protegidas ha sido parte de mi vida.

     

Mi trabajo en el Ministerio del Ambiente me ha permitido conocer la realidad de muchas áreas protegidas y establecer la importancia de los costos y beneficios de la conservación para las poblaciones locales; si éstos son justos y equitativos indudablemente tienen una vinculación positiva con la gobernanza que se ejerce en estos espacios de conservación. Por este motivo surgió la necesidad de realizar un análisis y evaluación de la gobernanza y su calidad, por eso la escogí como tema de tesis para mi maestría en Biología de la Conservación.

¿Cuál ha sido el momento más emocionante en tu carrera hasta ahora?

Son varios los momentos emocionantes, no podría escoger uno, y me han hecho pensar que el trabajo realizado ha valido la pena y ha constituido un aporte a la conservación. Por ejemplo me llenó de emoción que, con nuestro apoyo, guardaparques comunitarios aprobaran cursos sobre desarrollo local y prevención de incendios avalados por instituciones de nivel superior, cuando anteriormente -por haber cursado únicamente la primaria- no se les permitía acceder a dichos cursos. Otra cosa importante fue que mi tesis de maestría en Educación y Desarrollo Social sirvió de base para el programa de capacitación de guardaparques, bajo el enfoque de competencias que actualmente se desarrolla en el país. Finalmente, me llenó de esperanza ver el chocolate WAO procesado y comercializándose, sabiendo que provenía de las plantas que se sembraron con el aporte de uno de los proyectos con los que trabajé en las comunidades Waorani años atrás.

¿Cuál es tu lugar favorito en la naturaleza? ¿A qué lugar natural vas para relajarte, cuando lo necesitas?

¡Escoger un lugar natural favorito en el Ecuador es imposible! Cada ecosistema alberga una belleza sin igual: desde el bosque seco en la Costa o el bosque húmedo tropical en la Amazonía, hasta llegar a los páramos, pasando por los bosques nublados; todos son espacios que renuevan energía e inspiran, aún más a quienes trabajamos en conservación. Sin embargo el sitio que recuerdo con emoción y añoranza son las Islas Gálapagos, para una bióloga sin duda este lugar representa el reencuentro con Darwin y sus estudios.

¿Cuáles son tus prioridades ahora?

Mis prioridades son captar el interés y conseguir financiamiento para ejecutar el Plan de acción para mejorar la calidad de gobernanza en las áreas protegidas. También continuar con las actividades relacionadas con la gestión del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (desde el nivel central) para alcanzar estándares de efectividad de manejo cada vez más óptimos. 

¿Tienes algún mensaje para el mundo?

Mi mensaje para el mundo es mantener la esperanza: cada acción realizada desde nuestras trincheras, por pequeña que parezca, incide de alguna manera. No importa la edad o el poder que tengamos, nuestro trabajo es un aporte a la conservación de la naturaleza.

Telma Paredes es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Central del Ecuador, posee una maestría en Educación y Desarrollo Social por la Universidad Tecnológica Equinoccial, y una maestría en Biología de la Conservación por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador.

Telma Paredes