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Oaxaca, México, 26 de enero de 2021 (UICN).�� La calidad de vida del ser humano depende del medio en que se desenvuelve, abarcando un conjunto de condiciones económicas, sociales, políticas, de salud y ambientales. La deforestación, junto con el manejo agropecuario inadecuado, causa la erosión y degradación de los suelos con relativa perdida de fertilidad, reducción en el volumen de recarga de los acuíferos, afectación en la calidad del agua y disminución de la capacidad de respuesta de los ecosistemas a eventos extremos. Asimismo, tiene consecuencias sobre problemas globales como la emisión de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad.

Para enfrentar estos retos se necesitan modelos innovadores que protejan y recuperen la base de recursos naturales y a la vez incrementen la capacidad productiva, mejorando las condiciones socioeconómicas y medios de vidas de la población. Esto implica una visión de desarrollo que aborde objetivos múltiples como desarrollo económico, seguridad alimentaria, seguridad hídrica, salud humana, mitigación y adaptación al cambio climático, a partir de Soluciones Basadas en la Naturaleza (NbS) que colocan a la naturaleza y las personas en el centro de la solución. Bajo este enfoque, la Restauración Funcional del Paisaje es un medio para recuperar la funcionalidad del paisaje bajo un uso racional de los recursos naturales que promueva el desarrollo rural bajo en emisiones, en un contexto de alta marginación, pobreza y deterioro de los recursos naturales.

Aplicando los principios de la Metodología de Evaluación de las Oportunidades de Restauración (ROAM) y con el involucramiento de los actores locales, se desarrolló una herramienta de gestión territorial, suportada por una propuesta de modelo de financiamiento e intervención para el Estado de Oaxaca. Estas componentes, presentadas en detalle en el documento de “”,�� se generaron en el marco del proyecto “” implementado entre 2019 y 2020 por la UICN, en colaboración con el Gobierno del Estado de Oaxaca, bajo las iniciativas promovidas por el Grupo de Trabajo de Gobernadores para el Clima y los Bosques ().

El potencial de restauración en el estado de Oaxaca se definió inicialmente a partir del análisis de degradación de las principales funciones ecosistémicas (retención de sedimentos, recarga hídrica, retención de nutrientes, captura de carbono, polinización) a escala de paisaje. De esta forma se identificaron 1.6 millones de hectáreas (el 18% del territorio rural del Estado de Oaxaca) donde la función del paisaje, definida por el conjunto de sus funciones ecosistémicas, no logra proporcionar un nivel de servicios adecuado para mantener un nivel aceptable de bienestar para la población humana y el entorno ecológico.

Sucesivamente, se desarrolló un portafolio de modelos de intervención que incluye, tanto modelos de restauración productiva (, , , , agricultura de conservación, plantación forestal comercial, restauración/enriquecimiento de bosque secundario para manejo forestal sustentable), como de restauración con enfoque de conservación (restauración de manglares, restauración ecológica y reforestación para la generación de servicios ambientales). La viabilidad de la implementación de cada opción de restauración depende de su compatibilidad con las características del territorio, el uso actual de suelo y los impactos esperados de cada modelo.

Las en el Estado de Oaxaca, estimadas en 1.38 millones de hectáreas, se definieron por el cruce entre potencial de restauración (mapa de degradación) y factores de viabilidad ambiental (mapa de zonificación y matriz de salvaguardas) y económica (mapas de potencial productivo y valor presente neto). La priorización de estas intervenciones bajo el marco de NbS para el desarrollo integral del paisaje depende de las características de cada modelo de restauración y de los diferentes contextos territoriales que caracterizan el nivel de prioridad de los objetivos.

Con base en un consenso de los actores institucionales sobre los desafíos sociales más urgentes para el Estado (Seguridad hídrica; Seguridad alimentaria; Reducción del riesgo de deforestación; Conservación de la biodiversidad; Reducción de la pobreza; Generación de empleos; Mitigación del cambio climático) y tomando en cuenta la heterogeneidad del paisaje, así como las diferentes características de las acciones de restauración, se generó un mapa que define de forma integrada el impacto potencial sobre estos objetivos en su conjunto y por ende representa un criterio de priorización para la implementación de las acciones de restauración. Esta priorización identifica 0.7 millones de hectáreas (el 50.4% de las oportunidades de restauración) donde la implementación de Soluciones Basadas en la Naturaleza (NbS) bajo un enfoque de restauración funcional del paisaje lograría el mayor impacto sobre los múltiples retos que enfrenta la sociedad Oaxaqueña.

Una política de desarrollo integral tiene que promover estos objetivos con un enfoque intersectorial que pueda incrementar el flujo de financiamiento, además de asegurar el apoyo político y favorecer la aceptación social. Asimismo, para lograr un verdadero impacto transformacional, la planificación territorial necesita estar soportada por un marco de implementación adecuado que establezca un modelo de gobernanza plural e incluyente, vincular las diversas iniciativas nacionales e internacionales en el territorio, y movilizar recursos públicos y privados. Las herramientas y modelos de intervención desarrolladas por la UICN en el marco del proyecto, así como los mapas generados (disponibles en la del proyecto), representan una contribución importante para planificación y fomento del desarrollo rural sostenible del Estado de Oaxaca y proporcionan un marco de referencia para otros contextos sub-nacionales en México y en la región.

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