ϲʿֱֳ

íܱ 25 Oct, 2024

Ecosistemas saludables: primera línea de defensa frente al cambio climático

En el Día Internacional contra el Cambio Climático, destacamos el poder de la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE) y los Sistemas de Alerta Temprana (SAT) para construir un futuro más resiliente en la región.

content hero image

En el altiplano de Guatemala, los pequeños agricultores sufren los cambios en las condiciones climáticas, como el incremento de la intensidad de la lluvia, las heladas, la temperatura y la sequía, lo que impacta la productividad de sus cosechas.

Ciudad de Guatemala, Guatemala, 24 de octubre, 2024 (UICN). El cambio climático es una realidad innegable que afecta a comunidades en todo el mundo. Celebrado cada 24 de octubre, el Día Internacional contra el Cambio Climático pretende sensibilizar sobre sus consecuencias en nuestro planeta.

En la región, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), a través de iniciativas como el proyecto o el programa , colabora estrechamente con comunidades locales para implementar Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN), que fortalezcan la resiliencia climática, en países como Costa Rica y Guatemala.

Las SbN son acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar los ecosistemas naturales y modificados que abordan los desafíos de la sociedad de manera efectiva y adaptativa, beneficiando simultáneamente a las personas y la naturaleza.

Estas soluciones innovadoras incluyen distintos enfoques, como el de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE), que promueve la restauración de los ecosistemas, la conservación de la salud del suelo y el aumento de la biodiversidad, para garantizar la provisión de servicios ecosistémicos, que son la base para mitigar los efectos adversos del cambio climático a nivel de finca y de paisaje. Asimismo, contribuye a la seguridad alimentaria e hídrica de las comunidades vulnerables.

Guatemala, por ejemplo, con su rica diversidad, natural y cultural, y ecosistemas variados, es particularmente vulnerable por la deforestación, degradación de los suelos y pérdida de biodiversidad. Sequías, inundaciones y otros eventos climáticos extremos son de mayor riesgo dada la vulnerabilidad territorial, amenazando la seguridad alimentaria, los medios de vida y el bienestar de las poblaciones. En este contexto, acciones que guíen a las comunidades locales y a los ecosistemas a mejorar su resiliencia y a la adaptación a los impactos del cambio climático se vuelve crucial para asegurar un futuro sostenible.

foro "El rol de los sistemas de alerta temprana para la gestión del riesgo sistémico",
ϲʿֱֳ
Participación en el foro "El rol de los sistemas de alerta temprana para la gestión del riesgo sistémico", realizado el 1° de octubre como parte de la Semana Científica de la Universidad Rafael Landívar, en Quetzaltenango.

El proyecto Altiplano Resiliente implementa en Guatemala un enfoque integral que combina un Sistema de Alerta Temprana (SAT), con énfasis agrícola y medidas de AbE. Esta iniciativa se desarrolla en colaboración con la Universidad Rafael Landívar y el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH).

Ante el aumento de la variabilidad climática y la ocurrencia de eventos climáticos extremos, los SAT son herramientas clave que permiten la adaptación al cambio climático en distintos sectores.

Específicamente para el sector agrícola, los SAT permiten a las personas dedicadas a la agricultura anticipar sequías, inundaciones, heladas, entre otras; lo que les permite tomar decisiones informadas sobre sus cultivos y prácticas agrícolas, traduciéndose en una mayor capacidad de adaptación y reducción de pérdidas.

Diálogo de saberes
ϲʿֱֳ
La integración del conocimiento local formó parte del conversatorio "Diálogo de saberes: la importancia de los bioindicadores en los sistemas de producción agropecuarios mesoamericanos", realizado el 3 de octubre durante la Semana Científica de la Universidad Rafael Landívar, en Quetzaltenango.

Al invertir en Sistemas Agroforestales (SAF), como la combinación de árboles frutales o forestales con cultivos tradicionales, se contribuye a la mejora del ciclo hidrológico de las cuencas, donde los árboles actúan como esponjas naturales, reteniendo agua en el suelo y reduciendo la erosión. Además, proveen sombra y mejoran la fertilidad del suelo, aumentando la productividad agrícola y la resiliencia a las sequías.

Integrando SAT con medidas de AbE se fortalece la resiliencia al cambio climático a largo plazo y se aumenta la capacidad de las comunidades para afrontar los impactos del cambio climático de manera sostenible.

Con una inversión de 498 563 dólares, para el fortalecimiento de la red de monitoreo agrometeorológico en el altiplano guatemalteco, se fortaleció la implementación del SAT de Altiplano Resiliente, como fruto de un esfuerzo conjunto, conformado por 20 estaciones agrometeorológicas, transmisión de datos, construcción de 6 parcelas meteorológicas y capacitación para el mantenimiento preventivo y correctivo del equipo de monitoreo.

El conocimiento ancestral de los pueblos originarios sobre el clima, los ciclos naturales y las prácticas agrícolas sostenibles complementa el conocimiento técnico-científico, constituyéndose en un elemento clave del SAT. Este intercambio de saberes permite desarrollar estrategias más efectivas y contextualizadas para enfrentar los desafíos del cambio climático.

Esta valorización de los saberes locales no solo enriquece las estrategias de adaptación, sino que también contribuye a reducir las desigualdades y promover la justicia climática, reconociendo el papel fundamental de las comunidades locales y pueblos indígenas en la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.

Por su parte, EbA-LAC, oficialmente “Escalando las Medidas de Adaptación Basada en Ecosistemas (AbE) en la América Latina Rural”, busca aumentar la resiliencia de las comunidades y ecosistemas más vulnerables al cambio climático en zonas rurales de Ecuador, Guatemala y Costa Rica.

Con el objetivo de generar resultados sostenibles a nivel local y regional, el programa se articula en cuatro dimensiones clave: gobernanza, fortaleciendo los sistemas de toma de decisiones para escalar las medidas de AbE; implementación y escalamiento, aplicando soluciones innovadoras y sostenibles en comunidades vulnerables; fortalecimiento de capacidades, mejorando las competencias de los principales actores; y finanzas climáticas, aumentando el acceso a recursos financieros para apoyar las medidas de AbE.

Por ejemplo, utilizando análisis multicriterio, incluido el análisis de vulnerabilidad climática y la herramienta INVEST, software de valoración integrada de los servicios ecosistémicos y las compensaciones ambientales, en Guatemala se priorizaron los municipios y microcuencas de intervención, invirtiendo 10 901 dólares en el fortalecimiento de tres viveros forestales municipales en San Andrés Itzapa, Acatenango y San Martin Jilotepeque, con una capacidad de producción de 30 mil plantas cada uno, considerando la selección de especies endémicas o nativas, que son destinadas a las jornadas de reforestación y las acciones de restauración de áreas degradadas.

En el Día Internacional contra el Cambio Climático, la UICN reafirma su compromiso con la construcción de un futuro resiliente en la región. Los proyectos Altiplano Resiliente y el programa EbA-LAC demuestran el poder de la AbE, la importancia de los SAT y el valor del conocimiento local para enfrentar los desafíos del cambio climático. La colaboración entre comunidades, organizaciones y gobiernos es esencial para avanzar hacia un futuro más sostenible, donde las personas y la naturaleza puedan prosperar.

Iniciativas de adaptación al cambio climático

El programa EbA-LAC colabora a nivel internacional con la adaptación y protección de la biodiversidad, por medio del escalamiento de medidas de AbE en paisajes seleccionados en Costa Rica, Ecuador y Guatemala. En este último país, las acciones se implementan con el apoyo de Sotz’il, Tikonel y la Asociación de Reservas Naturales Privadas de Guatemala (ARNPG), organizaciones parte de la Membresía de la UICN en Guatemala.

Es financiado por el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Protección de la Naturaleza, Seguridad Nuclear y Protección de los Consumidores (BMUV), a través de su Iniciativa Climática Internacional (IKI) e implementado por la Cooperación Alemana -GIZ- como agencia líder, en asocio con la UICN y el CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza).

Por su parte, el proyecto Altiplano Resiliente implementa acciones para reducir el impacto del cambio climático en el ciclo hidrológico de las cuencas del altiplano guatemalteco, para aumentar la resiliencia del ecosistema y las poblaciones locales.

Altiplano Resiliente es implementado por el Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN), el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), el Instituto Nacional de Bosques (INAB), y el INSIVUMEH.

Además de la UICN, Altiplano Resiliente cuenta con la colaboración de la Fundación para la Conservación de los Recursos Naturales y Ambiente en Guatemala (FCG) y la Universidad Rafael Landívar (URL), gracias a fondos provenientes del GCF (Green Climate Fund) y la Agencia de Cooperación Internacional de Corea (KOICA).